lunes, 10 de marzo de 2008

Editorial

Siempre supimos que la construcción del Partido sería una ardua y compleja tarea, máxime cuando la composición política de los grupos que expresan las diferentes corrientes ideológicas a lo interno del gobierno es tan diversa.

Sin embargo, estamos convencid@s de la necesidad histórica y concreta de una herramienta organizativa para la unidad del pueblo, con un programa de lucha que exprese nuestros intereses de clase y los mecanismos colectivos para la toma del poder, entendiendo este último como una condición indispensable para lograr la superación de la sociedad actual y crear las bases de la nueva sociedad, siempre que ese poder esté en manos del pueblo organizado.

Cuando hablamos del poder, entendido como posibilidad de hacer cosas, impulsar procesos, cambiar rumbos, también nos ubicamos en que éste puede tener aplicación individual, colectiva o social, y de su carácter dependerán los alcances de su ejercicio. De tal forma, no es sencillo el asunto del poder, más cuando en una sociedad convulsionada por cambios permanentes como la nuestra, un@s poc@s personajes de la vida política formal o del mundo empresarial (incluso ambos casos dialécticamente unidos) pugnan entre sí utilizando todo tipo de vías para secuestrar la capacidad legítima que tiene el pueblo de conducir su propio destino.

En esta realidad se inscribe la construcción del hasta ahora denominado Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y es por ello que en su desarrollo se manifiestan las mismas contradicciones presentes en la lucha social de calle, en los barrios, urbanizaciones, universidades, espacios de gobierno, entre otros espacios sociales diversos. Actualmente se libra en el PSUV una batalla campal por el control político interno, pues los sectores que recientemente llegaron al poder encubiertos por una apariencia revolucionaria, saben que el Partido más sólido que exista en este proceso político, será una de las más fuertes herramientas para la asunción del poder político y a eso han apostado y están apostando todos sus esfuerzos.

Muestra de ello son las contradicciones surgidas en las asambleas nacionales de delegad@s, en el marco del Congreso Fundacional, donde hay compañer@s de lucha dando su mayor esfuerzo por avanzar hacia la concreción de un debate profundo y participativo, mientras al mismo tiempo otros sectores sólo representan intereses parciales y han estado tratando de distraer los debates hacia asuntos subalternos.

¿Qué hacer ante esta realidad dentro del PSUV? No hay duda de que la respuesta es seguir luchando a lo interno, pues no hay marcha atrás y en ese Partido en construcción se encuentra una parte importante del pueblo luchador y combativo, ese pueblo que no merece una traición más. Además, no podemos esperar que las condiciones subjetivas para la Revolución Socialista se creen solas. Debemos empujar en esa dirección y trabajar fuerte para ello.

Sobre crear corrientes o tendencias a lo interno del Partido, es vital no perder de vista que las tendencias y las corrientes ya existen. Lo que falta, en el caso del ala revolucionaria, verdaderamente socialista, es articularse para la lucha, no caer en la misma dinámica perversa de la pugna por el poder parcial. La lucha de la corriente socialista dentro del PSUV tiene que ser por el poder de la clase, con la defensa irrestricta de los más genuinos intereses de nuestra clase trabajadora y luchadora.

Esto pasa por alianzas de principios, programáticas, pero a la vez requiere de articulaciones en el plano de la realidad concreta (quizá esto último termina siendo lo más complejo de mantener en el tiempo), de manera sostenida y con la claridad de que el combate se irá profundizando cada vez más y se hará más complejo, pues los intereses que hay de por medio son muy grandes como para que la derecha endógena permita que el pueblo tome el control político de esta Revolución Bolivariana.

Nuestro papel dentro del PSUV es dar la batalla ideológica a la par de la batalla organizativa, pues hasta los resultados electorales serán producto del trabajo político-ideológico que podamos hacer. Sin embargo, nuestros objetivos son estratégicos. En consecuencia, buscamos resultados a largo plazo para poder garantizar la solidez de las bases necesarias para la Revolución Socialista. Eso no niega que podamos y debamos dar muestras inmediatas de lo mucho que podemos avanzar si es el pueblo el que lidera y no una cúpula endógena que sólo ve en el pueblo un medio para alcanzar sus fines particulares.

¿Universidades del pueblo?

Oliver Rivas


Tras el retiro de la licencia a RCTV y el pronunciamiento de l@s estudiantes revolucionari@s en la Asamblea Nacional en respuesta a la agitación del movimiento estudiantil de derecha, reaparece en el tapete un tema relegado de la agenda política: las Universidades y el Problema Social.

Si bien durante el gobierno del compañero Hugo Chávez se han impulsado cambios en la educación básica y diversificada, a través de las misiones, simoncitos, escuelas bolivarianas, liceos bolivarianos, escuelas técnicas robinsonianas…, a nivel universitario las respuestas han sido hasta ahora bastante tímidas.

El gobierno creó la Universidad Bolivariana y tras darse cuenta de que ésta era una respuesta parcial a las demandas educativas del pueblo venezolano, fundó la Misión Sucre, esperando que: 1) esta Misión resolviera las necesidades de estudio de más de un millón de bachilleres de todo el país que había sido excluido de las universidades existentes y; 2) la municipalización trascendiera al modelo de universidad colonial e imperial, centrado en los intereses del maestro y no en los del estudiante, fragmentario, concentrado en las principales ciudades del país y exclusivo para los sectores A y B de la población, como instrumento reproductor de una lógica dependiente, mercantil, individualista y excluyente.

Sin embargo, en la actualidad se mantiene una lucha ideológica y política entre ambos proyectos. Por un lado, las universidades tradicionales (viejas y nuevas) «que no terminan de morir», tienden a conservar sus lógicas y métodos al servicio de la minoría que de ella se beneficia. Por otro lado, la Misión Sucre, «que no termina de nacer», intenta a duras penas re-construir la educación desde los intereses y necesidades de las comunidades populares, enfrentando una relación de desigualdad en la distribución del presupuesto y tremendas contradicciones metodológicas-políticas.

En general, la distribución de los recursos de ese 7% del PIB que se destina a la educación y de los 4 mil millardos de bolívares (no fuertes) que se dirige a la educación superior, es injusta y absurda. Por poner malos ejemplos, mientras a la UCV se le destinan 600 millardos anuales para formar alrededor de 60 mil estudiantes, a la Misión Sucre se le dedican 150 millardos de bolívares aproximadamente para formar a casi 400 mil estudiantes en todo el país y en las condiciones más desventajosas. Por supuesto esto deriva en la incapacidad de garantizar estabilidad laboral y social a l@s docentes dispuest@s a dedicarse a la municipalización de la educación universitaria.

Claro, no es sólo un problema de falta de recursos. Enfrentamos crisis epistemológicas heredadas que no han sido resueltas, como la contradicción teoría-práctica. Nuestras universidades siguen «depositando» en el estudiante cantidad de conceptos y valores funcionales al capitalismo y sustrayendo al estudiante del contexto social, en el que se comprueba la validez de la mayor parte del reservorio teórico-conceptual impuesto o, por su carácter magistrocéntrico y escolástico, termina reduciendo ese proceso a una cátedra de investigación tradicional «desde afuera» y «desde arriba».

Al parecer la Misión Sucre, por su adscripción espacial y social al «lugar», al «territorio», al «hábitat», recoge en la práctica mayor coherencia con la investigación-acción participante, pues la mayoría de sus estudiantes pertenecen a la clase trabajadora y sus docentes tienen una mayor vinculación con el contexto local.

No obstante la municipalización, la universidad continúa siendo un intento voluntarista que no es asumido como una lucha del pueblo organizado con un proyecto político-educativo común.

En conclusión, se creó una estructura paralela, pero se dejó intacta la estructura educativa constituida durante el último siglo, que se fortaleció con el dinero público, financiando a su vez a la derecha enquistada en las universidades, mientras el propósito de una educación al servicio del pueblo sufre de mengua, por falta de recursos y apoyo.

Leyes o falta de ellas
Sabemos que la educación superior no va a cambiar aisladamente, pero sabemos que determinados cambios institucionales facilitan la organización social, permiten acumular fuerzas, de-construir la ideología dominante y ocupar espacios políticos que permitan motivar a su vez transformaciones mayores.

Por ello, creemos que es una debilidad que la legislación venezolana no haya avanzado en esta materia en los últimos ocho años. El Proyecto Educativo Nacional (PEN), a pesar de ser el resultado de una consulta nacional y un proceso educativo constituyente, se engavetó en la Asamblea Nacional miquilenista; la Comisión de Educación no logró avanzar en un proyecto de Ley Orgánica de Educación coherente, aunque se aprobó un proyecto en primera discusión. Por otra parte, no existe una Ley de Educación Superior que contribuya a revertir el orden excluyente y aristocrático que el Pacto de Punto Fijo implantó en las universidades.

La participación de l@s estudiantes revolucionari@s en la Asamblea Nacional ante la movilización fascista anidada en las universidades, logró evidenciar la necesidad de generar cambios profundos en el sistema educativo, rehacer la Ley Orgánica de Educación y la Ley de Educación Superior. Cambios que sean resultantes de un verdadero proceso constituyente de base, con participación protagónica de estudiantes revolucionari@s y sectores populares, para que esas leyes tengan como asidero a «los poderes creadores del pueblo», único sostén de las revoluciones.

Organización universitaria
Dado el agotamiento de las instancias tradicionales de representación estudiantil y su incapacidad para contribuir con la edificación del poder popular, el Presidente promueve los Consejos Estudiantiles como espacios de construcción de una subjetividad estudiantil revolucionaria.

Esta estrategia aspira la organización popular sectorial para luchar por cambios concretos y transformar al Estado. Como espacios de síntesis organizativa, los Consejos Estudiantiles para el Poder Popular estimulan la confluencia de l@s estudiantes como sujetos de cambio de esta educación esclavizante. Apuntan a ser estructuras funcionales a los valores del socialismo, que promuevan el encuentro y la solidaridad en vez de la competencia político-electoral.

Pero esta organización no puede ser otra medida efectista, puede y debe ser una fundación consciente. No requiere una ley particular que apruebe y negocie una Asamblea Nacional que todavía no obedece a los intereses populares. Al ser una organización gremial de un sector en lucha contra el orden educativo imperante, puede darse unos estatutos propios que sean resultado del intercambio y de un proceso integrador constante de acción-reflexión-acción.

Tareas urgentes
- Reconstruir el tejido social que sustente la organización popular y estudiantil. Esto pasa por generar espacios de articulación y coordinación, de construcción programática, metodológica y organizativa, en los cuales pongamos en común nuestras coincidencias y discutamos nuestras diferencias (sin agotarnos). Condiciones indispensables: Voluntad, humildad y espíritu unitario del colectivo.

- Elaborar programas mínimos de consenso que nos permitan avanzar hacia estadios de mayor efectividad política, así como planes que contextualicen estos programas a la realidad de cada institución, programa o facultad, escuela, etc. Condiciones indispensables: Metodologías que faciliten la construcción colectiva.

- Constituir, sobre la marcha, los Consejos Estudiantiles y los Consejos de Trabajador@s para el Poder Popular, para practicar el socialismo en lo concreto y atacar la institución educativa capitalista celularmente, que es como realmente surgen y se desintegran los sistemas. Condiciones indispensables: Consciencia de la progresividad y el movimiento en los procesos sociales.

- Re-lanzar el Proyecto Educativo Nacional como un proyecto educativo que se realizó a partir de un ejercicio constituyente y tiene plena vigencia, para que sea discutido y refrendado como una nueva Ley Orgánica de Educación. Condiciones indispensables: Voluntad política, organización y movilización popular.

- Promover en un Proyecto de Ley de Educación Superior elementos como: a) el voto igualitario entre estudiantes, docentes y trabajador@s; b) los Consejos del Poder Popular; c) un nuevo Sistema de Ingreso a las Universidades y; d) una nueva composición en los órganos de co-gobierno (inclusive para las universidades experimentales), para cambiar la composición social y política en las instituciones de educación superior. Condiciones indispensables: Todas las anteriores.

Honor y gloria al bravo pueblo

Ñángara - Karayak - De Pana - Socialistas


Las jornadas del 27 y 28 de febrero del año 1989 marcaron la historia nacional y continental. Aun cuando la izquierda y el movimiento popular estaban golpeados y el imperialismo avanzaba, desde ellas se retomó la iniciativa, hiriendo al capitalismo salvaje y abriendo cauce a la actual Revolución Bolivariana, dirigida por el compañero Hugo Chávez.

Un poco de historia
A principios del año 89 asumió la Presidencia de la República, por segunda vez, Carlos Andrés Pérez, luego de obtener la más alta votación histórica en las elecciones de diciembre de 1988. Con gran popularidad, las expectativas de que Pérez pudiera dirigir el país hacia los añorados tiempos de la bonanza petrolera (con la carga de asistencialismo y populismo estatal de su anterior gestión) eran enormes.

Sin embargo, l@s asesor@s (tecnócratas de universidades norteamericanas) habían diseñado una serie de medidas de ajuste macroeconómico a fin de «sanear» (en criterio utilizado por el Fondo Monetario Internacional) las cuentas fiscales. Tristemente recordado como el «paquete económico», incluía fin de la protección a la producción nacional, aumento del precio de la gasolina en 30%, liberación de los aranceles, elevación de intereses bancarios, devaluación de la moneda...

De esa forma, el capitalismo internacional repetiría en Venezuela el modelo neoliberal utilizado en Argentina, que implicaba la venta al mejor postor de servicios estratégicos nacionales.

Desde enero, empresari@s y distribuidor@s acapararon productos de primera necesidad, con el fin de esperar los nuevos precios de venta al público y obtener grandes ganancias.

El ejemplo que Caracas dio…
Quienes el 27 de febrero salieron de Guarenas a Caracas, se encontraron con la sorpresa de que el pasaje había sido aumentado de manera inconsulta en un 30%. Tal situación generó un cúmulo de reclamos de l@s ya agobiad@s ciudadan@s, originándose -así- las primeras escaramuzas entre chóferes y usuari@s. Se produjo el paro de transporte y much@s se quedaron a medio camino entre su hogar y su sitio de trabajo. La misma realidad comenzó a presentarse a nivel nacional.

Grupos de personas (comunes y silvestres, no preclar@s dirigent@s revolucionari@s, pues no hubo élite guía que pueda adjudicarse la conducción) comenzaron a converger en las principales calles y avenidas del país, con la novedad de «la gran carga de rabia, frustración y desesperación» que llamaba a darle «un parao» al empobrecimiento creciente de las mayorías.

Allí, encontrad@s y reconocid@s como pueblo, definimos nuestros enemigos reales. Surgieron las consignas y la agitación de l@s estudiantes (en ese momento del lado del pueblo), ya sumad@s a las marchas. De pronto, al pasar por los abastos, surgió -de manera casi unánime y automática- una palabra que marcó el quiebre del día y la historia del país.

¡Saqueo!
¡Saqueo! como acto primario de reivindicación y justicia de l@s desposeíd@s. Al abrir los depósitos, el pueblo constató que los alimentos -que no había podido adquirir- estaban acaparados. De la furia a la anarquía sólo hubo un paso. Cada quien tomó lo que podía. La adrenalina al máximo, la gente se rebeló contra todo lo constituido y simplemente actuó asumiendo un «no me la calo más».

La situación se replicó a escala nacional. El gobierno desconcertado, las policías sobrepasadas… La Guardia Nacional tampoco dio la talla ante el empuje popular... Las horas avanzaron y, en la tarde, el ejército salió a controlar la rebeldía que amenazaba con alcanzar otros niveles de acción.
Calles ensangrentadas
Ante una revuelta que en cada esquina, cuadra o calle se reacomodaba a las especificidades locales, se impuso a plomo limpio el toque de queda. La protesta masiva, activa y versátil de l@s pobres, aún sin un proyecto claro de transformación, anunció al país que una época llegaba a su fin y que se imponía enrumbar la nación hacia un mejor destino.

Pese a que la fuerza salvó la institucionalidad elitista y excluyente -cifras oficiales reconocen 300 muertos, 2000 desaparecid@s y vari@s miles de herid@s- la Cuarta República agonizaba. No tenía legitimidad alguna. Las mayorías la revocamos con sangre, piedra, coraje y honor.

¡La lucha continúa!
Los tristes y gloriosos días de lucha y heroísmo de febrero del 89 fueron precursores del presente. Hoy, cuando repican de nuevo las campanas de la historia, ante los mismos enemigos y en condiciones diferentes -más favorables-, las mayorías mantenemos el rumbo hacia un destino mejor. Con igual decisión y dignidad...

¡La lucha continúa!

TLC, Mercosur y los derechos humanos

Shuruk Duqqa


El 18 de diciembre de 2007, mientras en Palestina morían 13 palestinos bajo fuego israelí en la franja de Gaza, en Montevideo, Uruguay se efectuaba la XXXIV reunión ordinaria del Consejo del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) donde se firmó el primer acuerdo de un TLC con un estado extraterritorial no miembro del mismo, este no es más que Israel; potencia ocupante en tierra Palestina quien lleva a cabo hace más de 59 años una ocupación ilegal, efectuando acciones criminales y genocidas, donde el mundo entero siendo responsable, permanece aún hoy en un silencio que no hace más que volverlos cada vez más cómplices.

En estos tiempos se puede decir que es el acuerdo más vergonzoso de la región (Latinoamérica).
¿Por qué? La situación de Palestina hoy puede ser la peor desde 1948, a tal punto que cada vez Israel se anexa mayor territorio, construye más y más asentamientos, prosigue la construcción del muro, confisca tierras y propiedades ilegalmente, y tiene a Gaza convertida en un campo de concentración.

Es necesario también recordar que Israel es un estado forajido, creado bajo masacres, crímenes, limpiezas étnicas, bombardeos y torturas hacia el pueblo nativo originario de Palestina. Además es el estado que ha violado y viola todas las resoluciones de la ONU y la ley internacional. El 9 de julio del 2004 la CIJ (Corte Internacional de Justicia) decretó la ilegalidad del muro del apartheid que Israel construye en Palestina y además hizo un llamado a todos los países del mundo a que no reconozcan ni ayuden a la prolongación de la situación generada por el muro y la ocupación israelí.

A pesar de ello ahora el MERCOSUR firma un TLC con Israel. Tratados de cooperación como esté son medios por los cuales Israel consigue más impunidad de la que ha tenido partiendo por su arsenal nuclear, sus crímenes de guerra, violación a las resoluciones de Naciones Unidas, la cuarta Convención de Ginebra, la Convención sobre los Derechos del Niño, Derecho Internacional Humanitario, los Derechos de la Mujer, entre otros.

Esto permite un progresivo flujo de recursos que le permiten continuar con la ocupación, la construcción del muro, y de asentamientos en los territorios ocupados, igualmente que el financiamiento de su ejército el cual es uno de los más poderosos del mundo.

Cuando un país ha violado las normas, convenciones, y tratados internacionales y la comunidad internacional lo percibe y conoce, pasan a ser responsables de ello; esto tiene una denominación particular que en derecho internacional se denomina «responsabilidad colectiva». En 1982 a raíz de la guerra de las Islas Malvinas, la comunidad económica europea sometió a embargo la carne y una serie de productos manufacturados argentinos, generando importantes pérdidas para la economía de este país Suramericano.

Asimismo, cuando el Apartheid Sudafricano en el siglo XX, hubo un un boicot generalizado contra dicho apartheid, incluso la FIFA incluyo una sanción.

Hoy los países miembros del Mercosur terriblemente firman este acuerdo de cooperación con Israel manchándose las manos con la sangre del pueblo palestino que no deja de ser derramada.

Por un lado, el apoyo de Estados Unidos tanto monetario como político le ha servido a Israel, potencia ocupante de continuar con su política por encima del derecho internacional; Y hoy tristemente no solo Estados Unidos sino países de nuestra América comienzan a aportar dinero a Israel financiando la guerra y el genocidio, atentando así contra la humanidad.

Rafael Eldad embajador de Israel en Buenos Aires en su discurso previo a la firma del TLC- Mercosur con Israel en Montevideo, se refirió al rol destacado de Argentina para que se lleve a cabo este acuerdo. Si bien tanto Kirchner como su esposa Cristina actual presidenta de Argentina y pro tempore en el Mercosur, han hablado de la importancia de los derechos humanos en el mundo, ¿Cómo se explica y deduce este acto que lo que ha logrado es premiar al estado que viola todos los artículos de la declaración universal de los derechos humanos?

Esto ha sido realmente vergonzoso para toda nuestra América Latina, quienes hoy desempeñamos una lucha por la reivindicación de nuestros legítimos derechos, por construir un mundo mejor, lleno de amor y paz justa. Por tanto observamos como ahora un estado genocida y violador de toda ley internacional, sigue disfrutando de impunidad y logra meter sus manos en nuestra América pervirtiéndola y deshonrándola.

Por otro lado, además se puede inferir que una de las razones que apresuraron la firma de dicho acuerdo fue el próximo ingreso al Mercosur de Venezuela, ya que se conoce la posición política de Venezuela de ser anti-imperialista, y que está firme en la lucha verdadera por un mundo mejor defendiendo la igualdad y promoviendo la paz justa.

¿Qué clase de discurso tan ambivalente mantienen los jefes de estado miembros plenos del Mercosur? ¿Están siendo verdaderamente concordantes entre lo que dicen y hacen? ¿Son acaso todavía Cristina y Tabaré figuras representativas que abogan por los DDHH? ¿Será que sigue siendo el lobby sionista quien con su influencia impone la política exterior de los países miembros del MERCOSUR?

¿Acaso Israel ha cambiado su política genocida y racista como para que precisamente Latinoamérica sea quien hoy los «premie»?

¿Bajo qué condiciones se le está dando favorecimiento económico a Israel? Siquiera se le ha puesto condiciones; como por ejemplo: cumplir y acatar las resoluciones de las Naciones Unidas.

El ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Reinaldo Gargano, dijo en la ceremonia que el convenio comercial con Israel servirá para plantear «las condiciones para mejorar la calidad de vida y las condiciones para mejorar la paz en el mundo» ¿Sr. Reinaldo, usted nos podría explicar CÓMO?

¿Acaso Israel ha demostrado querer la paz justa y verdadera en el Medio Oriente y el mundo?

Hoy tristemente se está ensuciando el comercio latino ya que pronto estarán en el mercado productos fabricados en Israel, y el dinero que daremos al comprarlos servirán nada más que para que persista la ocupación, se financie la guerra en medio oriente y el mundo entero, y se apoye la compra de armas de destrucción masiva, y los asesinatos de niños, hombres y mujeres inocentes, como también la construcción de un muro ilegal de apartheid, como también la contribución a que se sigan invadiendo países vecinos como el Líbano y Siria, entre otros.

¿Cómo parte de la Comunidad Internacional y ONG mundiales si condenaron la compra de artículos deportivos de Nike y Reebok fabricados por niños pakistaníes, pero no condenan el bloqueo económico (que restringe los productos de primera necesidad, alimentos, medicinas, agua y electricidad) a la población de Gaza lo cual perjudica a más de un millón y medio de personas, donde más del 60% son niños y mujeres?

Este acuerdo hoy significa el incumplimiento, y derogación de hecho, de los compromisos adquiridos por el Mercosur en materia de derechos humanos.

¿Realmente los pueblos de nuestra América desean mantener relaciones comerciales, diplomáticas, académicas, y financieras con Israel? Habría que preguntarles, porque en esta oportunidad no fueron consultados los pueblos en la firma de este perjudicial acuerdo para nuestra América y la humanidad.

Israel sigue actuando impunemente y la forma de terminar con esto es dejarle claro que mientras no acabe con su política de ocupación y no respete la legalidad internacional, no debería ser considerado un estado igualitario por el resto de la Comunidad Internacional.

Entonces… ¿De qué sirve hablar de los derechos humanos y luego firmar un TLC con Israel?

Apuntes sobre la guerra mediática

Hernán Cano


I
«Si el periodismo fuera el Cuarto Poder habría que derrocarlo inmediatamente». Con esta frase, el periodista francés y director de la Red Voltaire, Tierry Meyssan, dio comienzo a una charla en Caracas, en la que expuso algunos elementos que componen la guerra mediática desatada contra el gobierno popular y democrático de Venezuela.

Como ustedes sabrán, las palabras de Meyssan no representan el pensamiento de la mayoría de los editores y dueños de los canales de televisión y periódicos del orbe. Éstos invierten recursos y diseñan estrategias muy afinadas para fundar y legitimar una realidad que corresponde a los intereses del mercado y no a los intereses, valores y necesidades de los pueblos. Las prácticas que garantizan su poder sobre la explotación de nuestros recursos requieren de un aparato que haga creer, como la matrix de la película, que los medios de comunicación observan, analizan y critican con independencia de los intereses del capitalismo mundial. De esta manera ocultan, de una objetividad periodística inexistente, las verdaderas causas de sus campañas y operaciones de prensa.

«Los medios no son el Cuarto Poder, son anexos del poder», asegura Meyssan, antes de afirmar que detrás de las campañas de manipulación informativa contra Venezuela e Irán, por ejemplo, se encuentra el gobierno de Estados Unidos. Meyssan denunció, durante su visita al país para participar de la Feria Internacional del Libro, que en la sede de la CNN en Atlanta, al lado de la sala situacional de la cadena estadounidense de noticias existe una oficina ocupada por funcionarios del Pentágono, psicólogos y otros profesionales.

Entender este elemento sobre cómo funciona la maquinaria informativa mundial es un gran paso para comprender por qué un gobierno como el de Venezuela es considerado por la prensa comercial como una dictadura, o movimientos antiimperialistas como las FARC o los grupos de resistencia palestinos, reciben el mote de terroristas. Y advertir por qué, en cambio, los actos terroristas provocados por Estados Unidos en Irak o por su principal aliado en Medio Oriente, Israel, contra el pueblo palestino, no son para la mayoría de los medios acciones terroristas.

II
Es así como la dictadura mediática llama dictadura a un gobierno que tiene en menos de 10 años 12 triunfos electorales en su haber, al mismo tiempo que considera democrático al gobierno fraudulento de Bush, o al de Felipe Calderón, éste último luego de otro fraude que le impidió a la centroizquierda representada en Andrés Manuel López Obrador alzarse con la presidencia de México.

Otro tanto ocurre con los gobiernos de Colombia o Chile, ambos son objeto de elogios permanentes porque responden a los intereses imperialistas y no cuestionan el orden social imperante, aunque en el país trasandino se esté cometiendo un etnocidio contra el pueblo mapuche, o en Colombia no se pueda ejercer libremente el periodismo sin correr el peligro de que te maten o te desaparezcan. Si hacen falta algunos otros ejemplos, se pueden agregar dos de los regímenes del Medio Oriente, como Arabia Saudita o Bahrein, que ni evaluándolas con las reglas burguesas sus gobiernos aparentan ser democráticos.

Pero claro, ¿qué ocurre? Unos son aliados incondicionales de Estados Unidos en su guerra contra el terrorismo, los otros representan un contrapeso de las políticas de liberación asumidas en la región por gobiernos como el de Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Cuba.

La calificación de terrorista también le sirve a este aparato mundial de manipulación informativa para ubicar políticamente al enemigo y poner toda la artillería en su contra. Así, los medios propagan el discurso oficial sobre el conflicto armado colombiano para descalificar y mostrar a las FARC como secuestradores y narcotraficantes, negándole al conflicto su naturaleza política, porque en el fondo su intención es justificar una guerra para aniquilar su amenaza, la guerrilla.

III
Este sistema informativo de masas, controlado por las élites mundiales, emplea un mecanismo selectivo para calificar a buenos y malos, a terroristas y demócratas, a dictadores y estadistas según sus intereses político-económicos. Así logran imponer una visión del mundo que no se corresponde con la realidad. Crean una conciencia falsa de la realidad, con la intención de que las grandes mayorías crean que aquello que no aparece en los medios de comunicación no forma parte de la realidad.

En La formación de la mentalidad sumisa el profesor de Comunicación español Vicente Romano presenta algunas formas de manipulación de las conciencias. Desde la más grosera –la censura- hasta una más sutil –el silenciamiento-. Esta última técnica consiste en silenciar aquello que no conviene decir. «Cuando la verdad no responde a los intereses del capital, no se trata de mentir, sino de no decir la verdad», asegura Romano. De esta manera, se informa sobre un asunto de manera que resulta «más difícil de ver para los lectores, oyentes y telespectadores (…) sin explicar la esencia del sistema, sin contexto».

Los ataques contra el presidente Chávez por su papel ejercido en la liberación de dos dirigentes políticas colombianas en manos de las FARC se incrementaron luego de proponer que esta guerrilla y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) sean retirados de las listas de organizaciones terroristas del mundo, porque obedece solamente a la presión de Estados Unidos. Al día siguiente, el periódico de derecha argentino La Nación, sirviéndose de información de las principales agencias de noticias y del periódico colombiano El Tiempo, aseguraba que la propuesta del presidente venezolano había causado en Colombia «una ola de indignación y rechazo» y afirmaba que la iniciativa fue «criticada por el gobierno, la oposición y la Iglesia». Para este diario dos funcionarios uribistas, un dirigente de la oposición y el presidente de la Conferencia Episcopal, los entrevistados en la nota, son «el gobierno, la oposición y la Iglesia», es decir, todos los sectores políticos. Una vez más, la prensa acompañando el discurso dominante.

IV
En Venezuela, la guerra mediática contra el proceso revolucionario y su líder Hugo Chávez se intensifica y parece que los revolucionarios no encontramos aún la manera de contrarrestar esa ofensiva mundial de manipulación que tiene sus fichas locales, canales y periódicos de la burguesía, despidiendo veneno contra la Revolución las 24 horas del día.

Los ataques y tergiversaciones de la prensa doméstica contra el gobierno por su papel ejercido en la liberación de dos prisioneras de las FARC siguieron la línea de las grandes corporaciones mediáticas mundiales. Aún cuando las principales víctimas del conflicto armado colombiano (los familiares de los guerrilleros y de los retenidos) reconocen que es imprescindible la mediación de Chávez y de la senadora colombiana Piedad Córdova para avanzar en el intercambio humanitario, la prensa venezolana evalúa como negativa la participación del presidente venezolano y desde sus canales de cable y las portadas de sus periódicos aseguran que es un aliado de las FARC, a la que califican como una organización terrorista que se financia del narcotráfico. Un calco de la arenga de la administración Bush, Uribe y su prensa anexa.

Luego de la derrota electoral de diciembre, en las radios públicas comenzaron a oírse algunas críticas hacia los medios de comunicación del Estado. En el portal digital Aporrea y en la radio YVKE Mundial se difundieron distintos análisis y comentarios acerca del pobre papel que jugaron los medios estatales frente a la manipulación que hizo la prensa burguesa del proyecto de reforma constitucional. Los enfoques coincidían en poner evidencia la debilidad del discurso de nuestros medios de comunicación frente al terror infundido por la prensa opositora, que hizo frente común con los acaparadores y desabastecedores y vaticinaba que de aprobarse el texto constitucional iban a desaparecer los alimentos de la canasta familiar y desaparecería la propiedad privada.

Hoy, esa evidencia es incontrastable, y nadie podría negar que la política comunicacional del gobierno es el presidente Chávez, quien además asume la vocería del gobierno en todos los temas relevantes a nivel nacional e internacional.

V
Hace pocos días, en una asamblea realizada en una parroquia del estado Lara a la que asistió el presidente Chávez, una vocera comunal reveló cuán desfavorable es la correlación de fuerzas en el plano mediático. En su Estado -denunció- hay más de 200 radios privadas, muchas de ellas ilegales, que tienen un alcance mucho mayor que las comunitarias, que por ley, en la mayoría de los casos el Estado les limita su capacidad y alcance a las demarcaciones del barrio. Cuando el presidente venezolano escuchó esta denuncia, se preguntó: «¿Qué genio hizo esta ley? ¿Un contrarrevolucionario? Cuando le respondieron que el 89 por ciento de estas emisoras privadas eran adversarias del proyecto bolivariano, la reacción del presidente fue: «¡¿89 por ciento?! El pueblo necesita cañones y nosotros le damos cañoncitos».

Habría que estudiar muy bien cómo es posible que teniendo la revolución a Venezolana de Televisión (VTV), Vive, Ávila TV, ANTV, TeVES, Catia TV, Telesur y los medios comunitarios y el circuito de radios públicas, la agenda la siga imponiendo Globovisión. Es necesario profundizar en qué tipo de mensaje construimos y por qué los medios del enemigo, que no son representativos de la mayoría, resultan más efectivos que los públicos, como para conseguir incluso que muchos de los medios del Estado desperdicien horas de programación en responderles.

Algo debemos estar haciendo mal. ¿Por qué si es evidente que tenemos errores no los corregimos? Si se está de acuerdo, como lo repite semanalmente el presidente Chávez, en que hay una guerra contra Venezuela, ¿por qué no se forma el ejército de comunicadores que se necesita para dar esa pelea? ¿Cuándo dejaremos de pensar que el problema comunicacional no se soluciona con la voluntad de tal o cual individualidad? ¿En este proceso de creación de estrategias se puede prescindir del pueblo? Si sus amenazas, conflictos y necesidades no aparecen en la pantalla, ¿para quién comunicamos entonces? ¿Se conoce lo suficiente sobre la base teórica y práctica que conforman la maquinaria de manipulación informativa que opera contra Venezuela? Algunas preguntas que sólo podrán responderse una vez que estemos concientes de la complejidad de esta problemática, de los escasos resultados de los golpes de efecto, de que debemos prepararnos y planificar una comunicación alternativa, que tenga como principio las mayorías y que se plantee como objetivo la construcción de un nuevo mensaje, de un nuevo contenido, el del socialismo.

A pocos días de la navidad, la Comisión Federal de Comunicaciones estadounidense realizó su última reunión de 2007 y aprobó una legislación que de ser aprobada en el congreso permitiría una mayor concentración de los medios de comunicación. «Necesitamos medios que no actúen a favor del poder, que cuestionen al gobierno», exige la periodista estadounidense Amy Goodman, presentadora de Democracy Now. Para concluir que esta nueva regulación debería ser anulada por el Congreso, de lo contrario «los medios podrían conducirnos a nueva guerra».

El tema comunicacional debería tomar la dimensión que aún no ha alcanzado, lo requiere el momento político interno y el incremento del asedio de la prensa mundial contra Venezuela.

Cine olvidado

Reinaldo González


Producir películas comerciales, con mensajes huecos que alienan progresivamente a las audiencias, incorporándoles valores, creencias y costumbres que en nada corresponden con sus realidades, es la regla del cine durante la postmodernidad. Sin embargo, no siempre fue así.

Antes de que las grandes transnacionales construyeran el imperio que hoy las sustenta, el cual les permite controlar la producción, la venta, la distribución y la promoción de películas sin que las audiencias puedan incidir de alguna manera en sus decisiones -audiencias enajenadas, audiencias postmodernas-, se dio en Latinoamérica un movimiento que revolucionó la manera de hacer cine. Se trató de una corriente que durante la década de los 50, aprovechando el contraataque del cine de Hollywood hacia los cines mexicano y argentino, inició una serie de cambios que se cristalizó en los años 60 con la llegada del Nuevo Cine.

Los artífices de esta propuesta se preocuparon por la formación de audiencias, a través de cineclubes, filmotecas y publicaciones cinematográficas que mostraban lo que se hacía fuera de Estados Unidos; y de realizadores, quienes tuvieron la oportunidad de estudiar en Europa y nutrirse de las corrientes que atravesaban el viejo continente, entre las cuales llamaba especial atención el neorrealismo italiano.

En consecuencia, desecharon el mimetismo del Espejismo Industrial[1] para innovar con pequeñas producciones que reflejaban realidades sociales propias. Obviamente, el discurso cambió radicalmente, pues la «felicidad» de otras épocas se vio relegada por la desigualdad y la exclusión propias de las urbes latinoamericanas. Además, por costoso y superficial, el «star system» desapareció.

Es por ello que se habla de la adaptación del neorrealismo italiano a la realidad latinoamericana, de la «Búsqueda de una visión latinoamericana» cónsona con nuestras prácticas sociales durante el período en cuestión. Las producciones más exitosas de esta época surgieron en México, de la mano del español Luis Buñuel, quien «tras unos inicios difíciles y vacilantes (...) hizo Los olvidados (1950), Subida al cielo (1951), Él (1952), La vida criminal de Archibaldo de la Cruz (Ensayo de un crimen, 1955), Nazarín (1958), El ángel exterminador (1962) o Simón del desierto (1965), obras de repercusión internacional que lanzaron a intérpretes como Silvia Pinal o técnicos como Luis Alcoriza, guionista con Buñuel y luego director y autor independiente». [2]

Los Olvidados es una historia urbana que nos transporta a la triste realidad de las zonas marginales de la capital mexicana, aunque la problemática tratada se adapta a cualquiera de las ciudades latinoamericanas, donde la delincuencia, la prostitución y las drogas, entre otros muchos flagelos, signan la vida de sus habitantes.

Niños de la calle, privados de la educación y condenados a ser rateros y asesinos, son el centro de la película, pero Buñuel no se limita a mostrar esta realidad de manera superficial, sino que busca en el fondo del problema, reflejando la descomposición social que domina entre las clases empobrecidas. Como buena referencia del cine social, toca asuntos tan complejos como el embarazo precoz, el matriarcado como núcleo fundamental de la familia y la violencia en el hogar.
Sin duda alguna, Los Olvidados contribuyó a dar identidad al cine latinoamericano y constituyó uno de los antecedentes más importantes del Nuevo Cine latinoamericano.

[1] Período del cine latinoamericano comprendido entre los años 1936 y 1950, que levantó una industria imitando de manera solapada patrones provenientes de Hollywood, como la figura del héroe, el amor incondicional y el final feliz.
[2] «Cine mexicano» Enciclopedia® Microsoft® Encarta 2001. © 1993-2000.

La UCV tiene un burro

Miguel Guédez


Yo sé
tú sabes
alguien supo un día,
pero ya no sabe nada

Tú sabes, que yo sé
que alguien un día
creyó morir de impotencia
cuando se enteró
lo que yo sabía y tú también

Intuíamos que el silencio del gran búho
duraría mucho más.

Todos sabíamos las cochinadas que comía
a él no le gustaba eso de simpatía
porque nadie le creía

Se dedica a la magia furtiva
todos lo sabemos,
es su única compañía

No comprendió
lo que los estudiantes reclamaban
ni escuchaba los gritos
mientras más gritaban...

¡La marina tiene un barco!
¡La aviación tiene un avión!
¡La UCV tiene un burro
que se dice... ser Rector!

Es triste, sí señor
así es la vida aquí
indiferente con los que luchan
por la Transformación

El Amparo: culpables de salir a pescar

Ernesto J. Navarro


El mercenario actúa con el sadismo a cuestas; el camarada tiene el ideal que aprendió en la clandestinidad. El mercenario se mueve ligero, a sus anchas, y el camarada vive de su propia fe instintiva. El mercenario puede errar, moverse, replegarse y regresar para seguir acosando. El camarada no puede errar o terminaría contando gusanos... En Cantaura, los gusanos encontraron su festín (Mario Silva)

Hoy, todo el país conoce como se produjo la operación militar contrainsurgente de Cantaura aquel 4 de octubre de 1982. La aviación militar partió de Maracay con rumbo al oriente del país. La localización del blanco estaba en las siguientes coordenadas geográficas: 09° 18’ 40" de Latitud Norte y 64° 21’ 34" de Longitud Oeste en el Estado Anzoátegui.

Sobre el punto antes acordado, justo en la ciudad capital del municipio José María Freites, los aviones bronco dejaron caer un racimo de bombas, con las cuales dispersarían a un grupo de estudiantes reunidos en la zona (militantes todos de la agrupación política Bandera Roja) Estas servirían además, como señal para que un grupo comando de la Disip rodeara la zona y descargara interminables ráfagas de metralla contra un grupo de jóvenes totalmente desarmados.

Algunos heridos por las bombas o los primeros disparos terminarían rematados, ajusticiados por una brutal cacería auspiciada por el Estado en medio del esplendor del puntofijismo… El saldo: 23 jóvenes caídos por la inclemencia represiva de un gobierno «social cristiano».

Operaciones contrainsurgencia
La actuación militar en Cantaura no surgió de forma espontánea, obedecía a un esquema represivo que los Estados Unidos distribuyeron en todo el continente, como parte de su política exterior destinada a defender lo que consideran sus «intereses». Este tipo de operaciones, en especial, data desde principios de la década de los 60.

Mientras John Fitzgerald Kennedy (1960-1963) estuvo el frente del gobierno estadounidense, las operaciones de contrainsurgencia dirigieron sus estrategias a minimizar los apoyos sociales que los guerrilleros despertaban en sus zonas de acción. Los ejércitos y las policías de América Latina trabajaron, por indicaciones del Departamento de Estado y la CIA, en los asentamientos campesinos generando matrices de opinión negativas que persiguieron fomentar un rechazo hacia los grupos guerrilleros. «Sólo después de aislarlos, los guerrilleros debían sufrir el acoso militar de la contrainsurgencia», escribió Domingo Alberto Rangel en un artículo titulado «Cuando la democracia también mata».

Más tarde, el Departamento de Estado, durante la presidencia de Ronald Reagan (1981-1989), asume otra concepción (y que todavía continúa siendo política del poder imperialista): Al foco guerrillero hay que exterminarlo, aún cuando se trate de manifestaciones embrionarias. En el mismo texto, refiriéndose al proceder de los gobiernos de derecha frente a los insurgentes, Rangel asegura «…una guerrilla que se arraiga o se mantiene, resulta indestructible. Proceder sin contemplaciones en el primer momento ahorrará esfuerzos estériles más tarde».

Para el momento en que se produce la cobarde masacre de Cantaura, la política Reagan, sobre el exterminio de los focos guerrilleros, había dejado en el olvido a la de JFK. Cantaura resultó el primer escenario donde aplicó la «receta Reagan» en Venezuela.

Banderas extraviadas en el viento
En Cantaura estaban reunidos estudiantes de la Universidad Central de Venezuela con algunos dirigentes de la vieja guardia del partido político Bandera Roja, que entrados los ochenta seguían manteniendo que la lucha armada era la forma, el camino.

Hoy, 20 años después, Bandera Roja forma parte de una amalgama partidista, donde se apelotona la derecha fascista venezolana, que los medios de comunicación criollos llaman Coordinadora Democrática. Una organización donde está el partido del presidente que mandó a liquidar a los estudiantes de Cantaura.

¿Qué hace Bandera Roja en la coordinadora opositora de derecha? ¿Porqué se aliaron con quienes los asesinaron? Haría falta hablar de «apoltronamiento», de «cuanto hay pa’ eso», de la comodidad que brinda a los que se venden la burguesía, del «se me olvidó que te olvidé» o simplemente la triste mentira que por años mantuvo la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), mediante la cual hacían creer que defendían los intereses de los trabajadores cuando simplemente eran una mampara de la oligarquía empresarial del país.

En un sentido artículo sobre la Masacre de Cantaura, Mario Silva señala a la Bandera Roja hoy, la que dio un acrobático salto de izquierda a derecha, para él: «ahora le hacen el trabajo sucio a los golpistas ó son disidentes que viven de su larga trayectoria revolucionaria de exilios bordeando la subversión, para criticar el proceso (bolivariano) y reclamar un protagonismo gratuito que en su mayoría no merecen... En Cantaura mataron algunos sueños. No murieron todos y eso preocupa a quienes quisieron ocultar este asesinato que aún no tiene culpables. La memoria se multiplicó y los mercenarios que pretendieron borrar a punta de balas esos sueños revolucionarios, todavía están caminando libres como si nada pasó...»

El pasado 4 de octubre de 2003, el Vicepresidente Ejecutivo de Venezuela, José Vicente Rangel encabezó en Caracas, un acto que rindió homenaje a los caídos en Cantaura. También se refirió a la actual Bandera Roja, dijo «estoy seguro es que no estarían con la actual Bandera Roja, jamás estarían al lado de AD y de COPEI (porque fue el Gobierno de COPEI el que los masacró), jamás estarían al lado de FEDECAMARAS, ni de la CTV, jamás estarían al lado del Imperio Norteamericano. El partido Bandera Roja traicionó a la esperanza y a la ilusión».

Víctimas del gobierno de Luis Herrera Campíns
1. Roberto Antonio Rincón Cabrera
2. Emperatriz Guzmán Cordero
3. Carmen Rosa Rojas García
4. Sor Fanny Alonso Salazar
5. José Miguel Núñez
6. Mauricio Tejada
7. Enrique Márquez Velásquez
8. Carlos Jesús Hernández Arzola
9. Idemar Lorenzo Castillo
10. Luisa Estévez Arranz
11. Baudilio Herrera Veracierto
12. José Luis Becerra Navarro
13. Eumenedis Gutiérrez Rojas
14. Diego Alonzo Carrasquel
15. Luis José Gómez
16. Antonio María Echegarreta
17. Eusebio Ricardo Martel Daza
18. Rubén Alfredo Castro Batista
19. Nelson Antonio Pacín Callazo
20. Carlos Alberto Zambrano Mira
21. Beatriz del Carmen Jiménez
22. Julio César Faría Mejía

El parto y la revolución

Pilar Maestri


En estos momentos de cambios profundos, cuando avanzamos hacia una sociedad más humana, en la que mujeres y hombres como colectivo debemos asumir el protagonismo de la dinámica social, tal como refiere nuestra carta magna, no podemos dejar de revisar nada de lo que creemos cierto, de lo que nos fue impuesto como «ciencia», de todo aquello que está impregnado por la ideología dominante. Hoy le toca el turno a la manera en la que actuamos ante el nacimiento de un nuevo ser.

La forma en que la sociedad ha ido organizándose para producir desde que la humanidad es tal, ha generado formas de división del trabajo. Según Engels, «el acto de procrear inicia la división del trabajo»[1] y es la división entre el hombre y la mujer, contradicción no superada hasta la actualidad, aunque sí modificada como los modos de producción.

Hasta el feudalismo, lo privado -puertas adentro del hogar- era competencia del género femenino. El hombre se encargaba de lo público, de lo que estaba fuera del ámbito familiar.

De esta manera, aunque oprimida, la mujer tenía a su cargo asuntos como la manufactura de las prendas de vestir, la elaboración de la comida de la familia y, sobre todo, lo que originó la división de trabajo: la reproducción. No en vano, surge en todas las sociedades el trabajo de las parteras, mujeres con mayor experiencia que ayudaban en los procesos de parto, con una humildad increíble por tratarse de relaciones entre iguales.

La parturienta tenía en esta relación autonomía de movimiento y poder de decisión, alivio por encontrarse en un espacio familiar (su espacio), que suponía una intimidad celosamente custodiada por la matrona y las otras mujeres de la familia. Luego la comadrona se quedaba en la casa de la madre durante el período de la cuarentena, asegurándose de que las únicas tareas de la recién parida fuesen recuperarse y cuidar de su criatura, para evitar la separación de la madre sin necesidad.

Con la llegada del capitalismo y el desarrollo de los medios de producción, entramos en una nueva etapa. El trabajo doméstico, hasta entonces privado, pasa a ser público. Una nueva forma de división del trabajo, entre lo intelectual y lo manual, condena a la mujer a cumplir con el trabajo manual. Así, se proletariza y se convierte en mano de obra barata.

La entrada de la medicina en los procesos de parto, reemplaza a las matronas. Su sabiduría popular es despreciada y calificada como no científica. Incluso son satanizadas como sucias y brujas, quedando en algunas partes como simples asistentes de los médicos. Las matronas sólo atendían aquellos estratos sociales donde no existía la capacidad de pagar al médico.

En esta nueva relación desigual médico-parturienta, el médico se considera superior por dos aspectos fundamentales: por ser del sexo masculino y por ser quien maneja la ciencia, aunque dicho manejo sea desde afuera, porque obviamente desconoce qué se siente parir.

Se saca el parto de la casa y se lleva a una institución médica, donde la intimidad se sustituye por el intimidamiento de la mujer en un espacio deshumanizado y tan parecido a una fábrica; donde pasa a ser la comodidad del operador (el médico) lo prioritario, por encima de la autonomía de la mujer, quien al resistirse es amarrada a una mesa o cama, desnuda, con otras mujeres a los lados. Lo importante es que el producto salga rápido para poder seguir con otro. No se ve como unidad a la madre y a la criatura, así que se atienden por separado.

Sin embargo, en este proceso se avanza en lo científico técnico, logrando con nuevas herramientas y medicinas como los antibióticos disminuir el índice de mortalidad materno infantil.

Pasarían muchos años para que las mujeres, sobre todo las hijas de la burguesía y de la intelectualidad, entraran al ámbito público ejerciendo trabajos intelectuales, entre ellos la medicina. Lamentablemente no introdujeron la visión del género, sino que reprodujeron la ideología dominante: la patriarcal, aún vigente.

Qué bueno sería que en esta revolución recojamos lo mejor de las dos experiencias para que salga una síntesis con perspectiva de clase, donde la mujer, entre otras cosas, ahora en compañía de la pareja, rescate su protagonismo. Que la mujer pase por deshegemonizar la información, pero también por rescatar el carácter íntimo y familiar, aunque sea en un hospital, donde se puedan utilizar todas las herramientas que ha aportado el desarrollo científico técnico de una manera más humana.

En esto, falta mucho por hacer. Empero, es un avance la incorporación en la ley de medidas contra la violencia obstétrica, así como la reivindicación de esa otra forma de nacer por parte de instituciones y personas en toda Venezuela. Una nueva realidad para todas las madres de Venezuela es posible. Tenemos la tarea de construirla.

[1]: El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Engels, Federico.